Dec. 4th. 2011
Hace un par de años decidí q era momento de hacer un cambio, dejar la seguridad del hogar (véase hogar como país) y probar cosas nuevas… así q el diciembre pasado apliqué a una beca y me fui en el verano 2 meses a estudiar en el Stagecraft Institute of Las Vegas (SILV) y luego 3 meses a Nueva York a probar suerte… Bueno, cuento corto: Las Vegas = largas horas de estudio, nuevos buenos amigos, nuevos contactos y mucho aprendizaje. Nueva York = Cómo volver a casa, reencuentro con amigos entrañables, trabajo duro: cavé zanjas, pinté casas, cargué madera (trata de subir 120 piezas de Pino 4 pisos por escalera y luego a la azotea), instalé plomería (ya sé como instalar una tina), dejé el alma en la calle repartiendo CV’s para bares y restaurantes… y nada… pero esa ciudad es tan mágica y mis amigos tan lo máximo q nunca perdí la fuerza… por una amiga de Las Vegas trabajé en un par de proyectos para una Compañía de Diseño armando sets para el Zoológico del Bronx, el Acuario de Nueva York y hasta me llevaron a Boston a ver un ensayo de un musical (y por supuesto quedé pintando escenografías, jajajaja). Fueron unos meses geniales, pero como todo llega a su final y Migración no se anda con cuentos, púes nada… tocaba salir de los Estados Unidos antes de que venciera el bendito I-94 (q es ese papelito q guardas con el pasaporte q dice hasta cuando te puedes quedar antes de q te caigan encima).
Frente a la inminente llegada de la fecha limite decidí hacer caso al consejo de una de mis profesoras y aplicar para técnico de teatro en un Crucero… y bueno, heme aquí, un mes más tarde, a bordo del M.S. Carnival Glory, recorriendo el Caribe como el Técnico de Automatización de un teatro flotante con capacidad para 1,300 personas. Aquí comienza la historia…
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